UA: Cuando Argelia hace hablar el dinero, la democracia y la competencia callan

El reciente escrutinio para designar la Vicepresidencia de la Unión Africana ha puesto en evidencia los mecanismos opacos y las maniobras subterráneas de Argelia, que empañan los procesos electorales dentro de la institución africana. Tras años de fracasos estrepitosos en las escenas continental e internacional, Argelia, impulsada por una febril ambición de restaurar una imagen deteriorada por continuos descalabros, se encontró, en una ocasión poco habitual, en posición de celebrar una victoria, aunque fuera a medias y marcada por la duda.

Desde hace varios días, fuentes bien informadas dentro de la Unión Africana han señalado movimientos sospechosos, negociaciones clandestinas y prácticas poco éticas, sacando a la luz la persistente sombra de la corrupción que afecta a ciertos círculos diplomáticos africanos.

Estas maniobras, orquestadas por la delegación argelina, reflejan con inquietante claridad el déficit de legitimidad de una candidatura que, en otras circunstancias, difícilmente habría aspirado a una victoria. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos constantes por asegurar una ventaja decisiva, la victoria obtenida resultó ser más ajustada, más frágil y más discutible, con un margen mínimo de solo dos votos. Cabe destacar que el resultado habría sido diferente si los aliados tradicionales de Marruecos, como Gabón, Níger, Burkina Faso, Malí, Guinea y Sudán, suspendidos de la organización y privados de su derecho a voto, hubieran podido influir en esta contienda diplomática. Según observadores expertos, la candidata marroquí destacó por su trayectoria sobresaliente y su visión clara, en un contraste evidente con su competidora argelina, quien, al ser interrogada sobre sus prioridades y su visión para la UA, no encontró mejor respuesta que afirmar que su puesto era «atractivo», lo que evidencia el vacío intelectual que la rodea.

Sea como fuere, solo el futuro revelará la magnitud de las prácticas cuestionables que marcaron esta elección y terminará por sacar a la luz sus verdaderas ramificaciones e implicaciones. No obstante, lo que permanece incuestionable es que la posición de Marruecos dentro de la Unión Africana, lejos de debilitarse, sigue fortaleciéndose, demostrando así la solidez de una diplomacia que, a medida que enfrenta desafíos, solo gana en alcance y profundidad.

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