La locura de Abdelhaq Cembrero y su fiel secuaz Lmra-bête: Cuando la imaginación supera la realidad

Abdelhaq Cembrero, el polémico periodista conocido tanto por su afilada pluma como por su inclinación a la desinformación, ha vuelto a la carga con una nueva «exclusiva». Según él, la salud del Soberano habría empeorado repentinamente, situándolo en la categoría de pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas crónicas. No contento con esta afirmación, se atreve a asegurar que esta supuesta debilidad ha llevado al Rey a reducir aún más «su ya limitada actividad». ¡Qué osadía! Es como si un entusiasta de las fábulas fantásticas creyera que los dragones de verdad existieran.

Esta reacción, aunque sorprendente, no extraña viniendo de un periodista al servicio de los caporales argelinos, molestos por la contundente intervención del Rey ante el Parlamento sobre la cuestión del Sahara marroquí. Para dar rienda suelta a sus viejas y desacreditadas falsedades sobre la salud del Rey, recurrieron una vez más a su fiel peón español.

Parece que Cembrero ha pasado por alto las numerosas apariciones públicas de Su Majestad, incluyendo su más reciente discurso del 11 de octubre de 2024, durante la apertura de la primera sesión del cuarto año legislativo. Pero, ¿por qué dejar que los hechos arruinen una buena historia? ¿Por qué atenerse a la realidad cuando es mucho más conveniente manipularla? Como un guionista de comedia absurda, Cembrero prefiere transformar hechos comunes en dramas médicos para impulsar su propio relato.

Ni el Palacio Real ni los medios oficiales de Marruecos han ocultado nunca información sobre la salud del Soberano. De hecho, siempre han sido transparentes respecto a su evolución médica. Cabe recordar que el Rey se sometió a una operación exitosa en París en 2018, seguida de una intervención en Rabat para tratar su arritmia cardíaca, donde el equipo médico confirmó que «reanudaba sus actividades sin restricción alguna». Pero para Cembrero y su compañero de fatigas, Ali Lmrabet, estos hechos son simples obstáculos en su cruzada de desinformación. Su objetivo es claro: sembrar la discordia en Marruecos y debilitar la monarquía mientras sirven los intereses de un régimen argelino opresor. ¡Qué misión más noble!

Cada vez que Cembrero ha especulado sobre la salud del Rey, las apariciones públicas del monarca no han hecho más que desmontar sus mentiras, como nieve bajo el sol. Pensando que juega a ser detective, parece no entender que la realidad no se pliega a sus fantasías. Quizás ha llegado el momento de que busque temas menos controvertidos. Así, al menos, evitaría convertirse en el blanco de las risas de aquellos lectores que, al leer sus artículos, no pueden evitar notar que, con todos sus matices, la realidad es infinitamente más interesante que sus ficciones.

 

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