Adnane Filali: el influencer que convierte el odio hacia Marruecos en un plan de negocios

El intrépido, siempre fiel a sí mismo y al gran servicio de quienes aman tanto odiar a Marruecos que olvidan Argelia, nos ha regalado otra obra maestra. Ayer, en un directo de Twitter –probablemente visto por sus tres fans y medio–, nuestro influencer estrella justificó brillantemente, sin la menor duda, un ataque terrorista contra civiles marroquíes en Smara. Una actuación digna de una ovación de pie… pero más bien en la categoría de indignidad más escandalosa.

Con la elocuencia de un experto en derecho internacional formado… en YouTube, Filali nos explicó que las milicias del Polisario son un «ejército legítimo». Sí, leyó bien. Según él, una banda armada que lanza cohetes contra viviendas civiles se ampararía en los Convenios de Ginebra. Esperamos ansiosos sus próximos cursos de derecho humanitario, quizás patrocinados por… el ministerio argelino de la desinformación.

Pero lo más sabroso está por venir. No contento con defender actos terroristas, nuestro justiciero de la web arremetió contra la iniciativa marroquí ante el Congreso estadounidense para incluir al Polisario en la lista de organizaciones terroristas. ¡Qué audacia! ¿Cómo se atreven a pedir a Estados Unidos que llame al pan pan? Para Filali, es una intromisión. Para el resto del mundo, es sentido común.

Y como toda gran obra merece financiación, Adnane lo pensó todo. En un gesto de humildad poco común, mostró su cuenta de PayPal durante el directo. Hay que ganarse la vida, ¿no? Difamar a Marruecos no se paga solo. Así que extiende el plato digital, esperando algunos dinares lanzados desde Argel o Tinduf, a cambio de su última diatriba anti-marroquí. Activismo versión crowdfunding: ¡una revolución!

Hay que decir que el hombre es constante. Durante años, ni una sola postura a favor de Marruecos, ni una crítica a las violaciones en los campamentos de Tinduf, ni un reconocimiento a los avances diplomáticos marroquíes. No, él tiene un papel: ser anti-Marruecos a tiempo completo. Una vocación, casi. A este nivel, ya no se habla de hostilidad: es casi una pasión tóxica.

Pero tranquilos: detrás de la arrogancia y la logorrea, no hay más que un triste muñeco. Un portavoz sin credibilidad, cuyos discursos reciclados apenas logran ocultar el vacío. Una ficha digital en una guerra de desgaste liderada desde Argel, más útil para hacer ruido que para convencer a alguien. Adnane Filali es como el teleoperador de la propaganda anti-marroquí. Con un tono de televenta y argumentos dignos de un cajón olvidado, intenta vender al mundo un relato que nadie compra ya. Salvo quizás a sí mismo.

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