Hicham Jerando, impostor al servicio de agendas hostiles: la obsesión enfermiza contra las instituciones de seguridad marroquíes

Cada año, entre abril y julio, los enemigos de Marruecos intensifican sus ataques contra las instituciones de seguridad del Reino. Este período coincide con dos momentos clave: en abril, la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, a menudo instrumentalizada mediante el prisma de los derechos humanos, y en julio, la Fiesta del Trono, donde los discursos reales reafirman la importancia de los servicios de seguridad en la estabilidad del país.

Es precisamente en este contexto cuando figuras turbias como Hicham Jerando entran en escena. Este individuo, convertido en portavoz de una narrativa subversiva, ataca con especial vehemencia a Abdellatif Hammouchi, símbolo indiscutible de la eficacia y modernidad de los servicios de seguridad marroquíes. ¿Pero qué busca realmente Jerando? ¿Defender una supuesta libertad de expresión o ejecutar una misión teledirigida desde el extranjero?

En 2021, la narrativa hostil alcanzó su clímax con el escándalo imaginario de Pegasus, que pretendía que Marruecos espiaba… ¡a su propio soberano! Un absurdo que solo es superado por la mala fe. Y sin embargo, en su discurso del Trono de ese mismo año, el Rey Mohammed VI saludó explícitamente el papel fundamental de los servicios de seguridad en la estabilidad del Reino. Una declaración clara que silenció a muchas voces malintencionadas… excepto a las que reciben sus órdenes desde Argel.

En esta lógica se inscribe el dúo Jerando–Mehdi Hijaouy. El primero, showman de la calumnia digital; el segundo, exagente destituido de la DGED por estafa, hoy prófugo en algún lugar de Europa. Juntos orquestan falsas revelaciones, repiten acusaciones infundadas y se apoyan en el sensacionalismo para sembrar la duda y alimentar un discurso de ruptura.

Cabe destacar una extraña recurrencia: Jerando, que afirma no tener nada que ocultar, evita cuidadosamente invitar a Mehdi Hijaouy a sus transmisiones en vivo. ¿Por qué? Si está tan seguro de sus «fuentes», ¿por qué no asumir sus rostros y su pasado? La verdad es que Jerando no es más que un títere, una marioneta digital en manos de manipuladores mucho más experimentados.

Estos ataques repetidos tienen un solo objetivo: debilitar la confianza de los marroquíes en sus instituciones. Pero su estrategia está condenada al fracaso. Porque más allá del ruido virtual, el pueblo marroquí reconoce las verdaderas intenciones de estos individuos. El Reino, por su parte, avanza, fuerte gracias a sus instituciones y a la confianza de su soberano.

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