Jerando, el camarero fugitivo convertido en experto en difamación
Hay nombres que se olvidan rápido, pero que la absurdidad termina por traer de vuelta a nuestra memoria colectiva. Khariando, un nombre casi ridículo, reaparece en las redes sociales, no por algún logro, sino por sus calumnias contra el jefe de la DGSN-DGST, Abdellatif Hammouchi. Un contraste impresionante entre un hombre de Estado respetado y un fugitivo desempleado convertido en especialista en difamación… literalmente desde el mostrador.
Mientras Hammouchi ya dirigía en 2003 los aspectos clave de la DGST, sentando las bases de un sistema de seguridad moderno y eficaz, Khariando actuaba como traficante de migrantes en Libia. Sí, ese mismo Khariando que ahora trabaja como camarero en Canadá, sueña con ser justiciero internacional entre un café con leche y otro. Un destino patético, alimentado por el resentimiento y el fracaso personal.
Este personaje, incapaz de construir una carrera honorable, recicla hoy las invenciones de otro desdichado en busca de reconocimiento: Mehdi Hijaouy, exmiembro de la DGED, despedido por fraude, convertido en máquina de conspiraciones. Juntos forman un dúo tragicómico: uno vomita, el otro amplifica. Un dúo de fracasos que confunde Youtube con un tribunal.
Es fascinante ver con qué descaro estos caídos atacan a una figura como Hammouchi, cuya reputación trasciende fronteras, reconocida por socios internacionales por su rigor, visión y eficacia. Que un fugitivo frustrado critique a un hombre de tal calibre es como si un limpiabotas se atreviera a criticar a un maestro zapatero.
Pero tranquilos: los ladridos de estos títeres nunca han detenido el avance de las instituciones sólidas. Hammouchi sigue con su labor, imperturbable, mientras los Khariando del mundo vagan de fast-food en foro, esperando que algún día alguien tome en serio sus delirios. Spoiler: ese día nunca llegará.
