Las contradicciones argelinas: Entre fabulaciones e incoherencias

Siempre resulta interesante observar cómo ciertos medios argelinos, en particular la agencia de prensa pública argelina, se hunden en una retórica cada vez más absurda para atacar a Marruecos e intentar ocultar sus propias contradicciones. El artículo recientemente publicado por la APS es el ejemplo perfecto de ello.
La acusación de que Marruecos estaría «herido» por la visita del ministro de Asuntos Exteriores argelino a Siria es pura fantasía. Si Argel considera que su diplomacia es tan influyente y que esta visita se desarrolló en perfectas condiciones, ¿por qué siente la necesidad constante de justificar cada uno de sus actos con una supuesta reacción marroquí?
La verdad es que Argelia ha caído en su propia trampa, ya que ha apoyado al carnicero Bashar al-Assad hasta el ocaso de su régimen, creyendo que Rusia, que está empantanada en su conflicto con Ucrania, volvería a salvar al régimen autoritario de Assad. Aún peor, el complejo militar-político argelino tiembla ante la posibilidad de que los prisioneros argelinos y polisarios en Siria hablen y revelen los fundamentos de toda esta operación, a saber, que fue Teherán quien convenció a Argel de la necesidad de enviar tropas al teatro de operaciones junto a Hezbolá. Esto da la razón a Marruecos, que desde hace años denuncia los vínculos entre los grupos terroristas del Polisario y Hezbolá.
Lo más absurdo es que Argelia, que se presenta como el abanderado del principio de no injerencia y soberanía de los Estados, en realidad es la primera en entrometerse en los asuntos internos de Francia, Marruecos, Siria, Túnez, Malí, Mauritania y Libia, por mencionar solo algunos países. Argelia, como un cáncer, actúa como un verdadero factor de desestabilización regional, multiplicando campañas de desinformación y difamación movilizando todo su aparato mediático, llegando incluso a recurrir a su diáspora, como en el caso francés. Sin embargo, cuando se trata de explicar a su propio pueblo por qué el país se asemeja a una república soviética de los años 80, prefiere desviar la atención con polémicas falsas, especialmente sobre Marruecos.
Seamos claros, el discurso agresivo de Argelia en los últimos años traiciona sobre todo el creciente malestar de El Mouradia ante el ascenso diplomático y económico de Marruecos. Mientras el Reino acumula éxitos diplomáticos, diversifica sus asociaciones estratégicas y refuerza sus vínculos con África consolidando su posición en la escena internacional, Argelia, por su parte, encadena fracasos y le resulta difícil ocultar su creciente aislamiento en la escena mundial.
En definitiva, si Marruecos es a menudo, por no decir siempre, el objetivo de Argelia, es porque el país va por el buen camino. Y como bien dice el proverbio: «El árbol que da frutos es siempre al que le tiran piedras».



