Bolton resucita el referéndum fantasma, al servicio de una agenda argelina

La entrevista concedida por John Bolton al diario español El Independiente, redactada bajo la pluma muy parcial de Francisco Carrión, revela una vez más la ceguera voluntaria de este exfuncionario estadounidense. Al buscar halagar a los oficiales argelinos que lo apoyan abundantemente, Bolton se obstina en querer relanzar un referéndum obsoleto, irrealizable y superado. Esta obstinación ideológica, desconectada de las realidades geopolíticas actuales, resulta tanto peligrosa como contraproducente.
John Bolton, nostálgico de los años 90, se aferra a un proceso de referéndum condenado al fracaso, no por Marruecos, sino por la imposibilidad técnica, jurídica y de seguridad de definir un cuerpo electoral claro en una región donde Argelia ha orquestado desplazamientos de población y donde el Frente Polisario se niega a actualizar el censo. Pretender que el censo español de 1975 sigue siendo relevante en 2025 es un fraude intelectual.
Lo más grave sigue siendo la sugerencia implícita de que Trump podría «cambiar de opinión» sobre el reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre su Sáhara a cambio de incentivos económicos. Esta visión mercantilista de la diplomacia, propia de los peores estereotipos, insulta la historia, la legitimidad y la integridad de Marruecos. También insulta a la diplomacia estadounidense, reduciéndola a un mero asunto de casinos y complejos turísticos.
Francisco Carrión, acostumbrado a publicar artículos alineados con la retórica argelina, ofrece una tribuna complaciente a Bolton sin el más mínimo distanciamiento crítico. Ni una palabra sobre el plan de autonomía marroquí, apoyado por una aplastante mayoría de Estados, ni sobre el creciente apoyo a Marruecos en el Congreso estadounidense. Tampoco una palabra sobre la realidad dictatorial de los campamentos de Tinduf, donde los civiles llevan casi cincuenta años secuestrados por un grupo militarizado con ambiciones separatistas, sostenido firmemente por Argel y Teherán.
El intento de desacreditar la designación del Polisario como grupo terrorista por parte del Congreso estadounidense, calificándola de «pura propaganda», ignora los informes recientes sobre infiltraciones yihadistas en la zona sahelo-sahariana y las connivencias ideológicas entre facciones del Polisario y grupos afiliados al eje Irán-Hezbolá. Negar estos riesgos es negar la amenaza de seguridad que pesa sobre toda la región.
Marruecos, al proponer una solución de autonomía bajo soberanía nacional, ha demostrado realismo, responsabilidad y buena fe. Este plan cuenta con el apoyo de Estados Unidos, Francia, España, Alemania y una mayoría creciente de países africanos, árabes y latinoamericanos. Seguir hablando de un referéndum fantasma es negarse a abandonar el dogma y alimentar un conflicto para servir agendas anti-marroquíes.
A quienes, como Bolton, buscan instrumentalizar la cuestión del Sáhara marroquí para servir ambiciones desfasadas o intereses obsoletos, conviene recordar que la soberanía de Marruecos es inalienable. Su integridad territorial es un principio fundamental, no una mercancía para negociar en juegos diplomáticos arriesgados. Hoy, solo un enfoque pragmático, es decir, la iniciativa marroquí de autonomía, anclada en la realidad, puede garantizar la estabilidad y la paz duraderas.