Macron obliga al régimen argelino a ceder bajo presión diplomática

El 1 de abril de 2025, Emmanuel Macron dio un golpe diplomático contundente al régimen militar argelino, obligando al presidente designado Abdelmadjid Tebboune a ceder en varios frentes clave. En una maniobra astuta, el presidente francés no solo exigió la liberación inmediata del escritor Boualem Sansal, sino que también logró un acuerdo sobre la cooperación migratoria, antes de imponer un revés decisivo en la cuestión del Sahara. Esta última exigencia, probablemente la más significativa, marca un punto de inflexión en la política de Francia hacia Argelia.
Un breve comunicado de la presidencia argelina mencionó una conversación telefónica entre ambos jefes de Estado, pero los verdaderos temas de este intercambio son mucho más significativos de lo que se indicó. Según fuentes locales y observadores especializados en las relaciones franco-argelinas, Macron no solo obtuvo la liberación de Sansal, crítico acérrimo del poder argelino, sino que también obligó al gobierno argelino a aceptar sin reservas el regreso de los migrantes irregulares expulsados por Francia.
Pero el aspecto más relevante de este acuerdo es la cuestión del Sahara. De hecho, París reafirmó su apoyo inquebrantable a la soberanía de Marruecos sobre este territorio disputado, un punto que, según Macron, no puede ser cuestionado por ninguna potencia, ni en Argelia ni en Tinduf. Esta posición refuerza la legitimidad de Marruecos en la escena internacional y pone fin a cualquier ambigüedad en la política francesa al respecto.
Este enfrentamiento también pone de manifiesto el creciente debilitamiento del régimen argelino, que se encuentra cada vez más aislado a nivel internacional. Tras su ruptura con Marruecos, España y Francia, Argelia ha visto fracasar sus intentos de presión diplomática, especialmente en torno a la cuestión migratoria y el gas. El aislamiento de Argelia se ha convertido en una realidad incuestionable, y su capacidad de negociación parece estar cada vez más limitada.
La liberación de Boualem Sansal, un escritor emblemático de la disidencia argelina, simboliza esta retirada del régimen militar. Aunque la liberación de una sola persona pueda parecer modesta, en realidad refleja una dinámica más profunda: la pérdida de margen de maniobra del régimen frente a la presión exterior. Esta concesión, en un contexto de crisis interna, podría marcar el comienzo del fin de un poder autoritario que ha dominado Argelia durante tanto tiempo.
Finalmente, esta nueva etapa diplomática permite a Marruecos consolidar su papel como líder indiscutible en el Magreb. Al reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara, Francia valida de manera definitiva la posición del Reino, afirmando así la centralidad de Marruecos en la región y su papel estratégico tanto para África como para Europa. Este cambio de rumbo se inscribe en un contexto más amplio en el que Marruecos gana influencia frente a un vecino argelino cada vez más debilitado.