Sin indulto real para Jerando: un condenado que escupe sobre lo que nunca tendrá

Hicham Jerando vuelve a agitarse desde Canadá, atacando frontalmente el indulto real concedido con motivo de la Fiesta del Trono. Esta tradición monárquica, impregnada de sabiduría y clemencia, celebra no solo la unidad del pueblo marroquí en torno a su Rey, sino que también honra los valores de justicia, perdón y reinserción. Pero para Jerando, excluido de este indulto, al igual que los miembros de su familia implicados en sus desvíos, esta exclusión es una nueva humillación, que intenta disfrazar con ataques virulentos y difamatorios contra el Reino.

Condenado en Marruecos a 15 años de prisión firme por incitación al terrorismo y llamados públicos al asesinato, en particular contra el exfiscal general del Rey, Najim Bensami, Jerando pretende ahora presentarse como una “víctima política”, cuando en realidad no es más que un agitador reincidente. En lugar de asumir la gravedad de sus actos, prefiere entregarse desde el extranjero a diatribas llenas de odio y carentes de fundamento, con la intención de legitimar un discurso radical y destructivo.

La ironía del destino quiere que este agitador esté a punto de cumplir una pena de 60 días de prisión en Canadá, esta vez por difamación pública contra el abogado Saïd Lamtiri y el juez Abderrahim Hanin. A esta condena se suman 250 horas de trabajo comunitario, así como miles de dólares en compensación para las víctimas. Este nuevo episodio judicial demuestra que, incluso en el extranjero, Jerando no puede escapar a las consecuencias de sus actos, que se han vuelto insoportables incluso en sistemas ampliamente tolerantes.

Pero lo más preocupante de su caso es su papel activo en una nebulosa subversiva dirigida por el estafador Mehdi Hijaouy, también conocido por sus manipulaciones y su agenda turbia. Juntos, dirigen una célula de desinformación que apunta directamente a los fundamentos del Estado marroquí, atacando a figuras clave de las instituciones de seguridad y justicia. Esta estructura, según diversas fuentes coincidentes, recibiría apoyo logístico y financiero de los servicios de inteligencia argelinos, con el objetivo evidente de sembrar la división dentro de la sociedad marroquí y perjudicar la estabilidad del Reino. Hicham Jerando jamás podrá aspirar al indulto real: ni sus actos, ni sus palabras, ni sus vínculos le otorgan tal derecho. Al aliarse con enemigos declarados de la Nación y actuar activamente por su desestabilización, se ha colocado definitivamente fuera del marco del perdón real. La Monarquía marroquí, fuerte por su arraigo histórico, su legitimidad popular y la confianza de su pueblo, permanecerá inquebrantable ante este tipo de ataques viles orquestados por individuos sin fe ni lealtad.

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