¿Hicham Jerando prepara su huida de Canadá? Entre condena judicial y descrédito público, ¡el principio del fin!

El anuncio repentino de Hicham Jerando sobre su retirada temporal de las redes sociales despertó inmediatamente sospechas. Recientemente condenado a 164.514 dólares canadienses por difamación agravada por la Corte Superior de Quebec, en el caso que lo enfrenta al abogado marroquí Adil Said Lamtiri, Jerando deja en el aire una inquietante pregunta: ¿se trata de una simple pausa… o de una huida premeditada?
Es no solo posible, sino muy probable que Jerando haya sido advertido, desde el momento en que se presentó la denuncia, de que las pruebas eran aplastantes. Su propio abogado le habría señalado claramente que no existía estrategia de defensa capaz de evitar el reconocimiento de la difamación, dada la gravedad, falsedad y repetición malintencionada de sus acusaciones públicas.
Desde entonces, la condena no solo era probable, sino inevitable. La sentencia pronunciada el 14 de julio de 2025 lo confirma de forma irrefutable. No sorprende, entonces, que Jerando anunciara «tomarse un respiro» pocos días antes. Más inquietante aún: ni siquiera se presentó a su juicio, presidido por la magistrada canadiense Horia Bundaru. Este alejamiento repentino parece más bien un primer paso hacia una desaparición voluntaria, antes de que las autoridades puedan ejecutar la decisión judicial.
Otra hipótesis plantea una retirada táctica orquestada por su mentor, el estafador Mehdy Hijaouy. Esta red mafiosa y propagandista ha sido desenmascarada recientemente por varios activistas e influencers como Youssef Zerouali, Najiba Jalal, Mohamed Tehfa o Mustapha Aziz, quienes han expuesto sus discursos manipuladores, contradicciones flagrantes y vínculos ocultos con intentos de desestabilizar la monarquía marroquí y atacar a los servicios de seguridad del reino.
Ante esta avalancha de revelaciones, Hijaouy habría aconsejado a su discípulo servil «bajar el perfil» hasta que pase la tormenta, y así evitar llamar más la atención de las autoridades canadienses, que podrían activar medidas de vigilancia reforzada o incluso un control judicial. Esta retirada sería, por tanto, una táctica de distracción bien conocida en las estrategias de manipulación digital.
¿Huida, pausa o simple cálculo? El daño ya está hecho. Hicham Jerando ha sido condenado con severidad, y la justicia canadiense calificó sus actos como difamación, negligencia deliberada y malicia manifiesta. Su discurso y sus calumnias se derrumbaron frente a los hechos. Su imagen de supuesto justiciero resultó ser un ejercicio cínico de acoso mediático, alimentado por rumores dudosos, sin rigor, sin ética y sin compasión por las consecuencias humanas.



