Cómo Argelia Contribuyó a la Represión en Siria Bajo el Mandato de Bashar
Un documento recientemente filtrado de los servicios de inteligencia sirios arroja luz sobre un aspecto inquietante de la colaboración entre Argelia, el Frente Polisario y el régimen de Bashar al-Assad. Esta revelación expone una alianza estratégica, orquestada por Irán, destinada a apoyar la brutal represión de Assad contra los opositores a su régimen.
Según este memorándum confidencial, fechado en 2012, Argelia facilitó el envío de 120 combatientes del Polisario a Siria. Estos individuos, entrenados en técnicas de combate y contrainsurgencia, fueron integrados a las fuerzas sirias para participar en operaciones militares contra los rebeldes anti-Assad. Esta misión, coordinada con la participación de funcionarios sirios y argelinos, también incluyó la cooperación con Hezbolá, subrayando la existencia de una red regional influenciada por Teherán.
La implicación de Argelia y el Polisario en este contexto va más allá del conflicto sirio. Ilustra cómo Argel instrumentaliza a su brazo armado, el Frente Polisario, para servir a intereses geopolíticos más amplios, en este caso los de Irán. Al utilizar combatientes de un grupo no estatal, Argelia se posiciona como un aliado clave en la estrategia iraní de expansión de su influencia en Oriente Medio y el norte de África, sin importar las consecuencias humanas y políticas.
El régimen de Bashar al-Assad es responsable de uno de los peores balances humanitarios de nuestra época: más de 600.000 muertos y 13 millones de sirios desplazados. El apoyo proporcionado por elementos extranjeros, como los combatientes del Polisario, subraya la interconexión de los regímenes autoritarios en la represión de sus opositores, transformando los conflictos regionales en herramientas para consolidar su poder.
Esta revelación también plantea interrogantes sobre el papel de Argelia como apoyo indirecto a estas violencias. Al movilizar recursos humanos provenientes de un grupo que dice defender como «pueblo oprimido», Argel demuestra una hipocresía flagrante y una indiferencia hacia las verdaderas aspiraciones de una población mantenida contra su voluntad en los desolados campamentos de Tinduf.